Hace
ahora 85 años, a mediados de septiembre de 1936, sucedieron uno de
los hechos más trágicos y menos conocido de la Guerra Civil
española. Unos terribles sucesos cuyos comienzos tuvieron lugar en
Valencia del Ventoso. Estamos hablando de la triste historia de la
“Columna de los ocho mil”.
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Viñeta de "La Guerra Civil Española" Adaptación a cómic de la obra de Paul Preston por José Pablo García
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Poco
días después de la sublevación militar del 17 de julio contra el
legítimo gobierno de la República española, a primeros de agosto
de 1936, salen de Sevilla, con dirección a Mérida y dispuestas a
llegar a Madrid, dos columnas de tropas rebeldes dirigidas por el
teniente coronel Asensio y el comandante Castejón. Las tropas
rebeldes avanzan siguiendo el trayecto de la antigua carretera
Sevilla-Mérida.
Estas
columnas, formadas mayoritariamente por legionarios y regulares, van
sembrando el terror por las poblaciones que pasan: asesinatos,
violaciones, saqueos, vejaciones, son los espantosos sufrimientos
sometidos a la población civil simpatizante de la República de las
localidades por donde pasan las columnas rebeldes en su avance. El
pánico desatado por este planificado terror lleva a muchas personas
al abandono de sus pueblos y a la huida hacia las zonas aún en poder
de la República.
En
pocos días y sin apenas resistencia son ocupadas las poblaciones de
El Ronquillo, Santa Olalla, Monesterio, Fuente de Cantos, Zafra, Los
Santos de Maimona, Villafranca de los Barros, Almendralejo,
Torremejía, Mérida, llegando a mediados de agosto a la puertas de
la capital, Badajoz, que es tomada el día 15.
A
medida que las columnas rebeldes avanzan en dirección a Mérida y
Badajoz, son ocupadas también la mayoría de las poblaciones
adyacentes a la ruta: Montemolín, Calzadilla de los Barros,
Villagarcía de la Torre, Llerena, Puebla de Sancho Pérez, Medina
de las Torres, Ribera del Fresno, Puebla de Prior, Casas de Reina,
Reina, Usagre, Bienvenida, Hinojosa del Valle, Hornachos. En la
segunda quincena de agosto, después de la toma de Badajoz, los
sublevados van ocupando los pueblos de al sur de la capital: Santa
Marta, Feria, Almendral, Barcarrota, Villanueva del Fresno,
Salvatierra de los Barros. En la provincia de Huelva durante el mes
de agosto son ocupada: Aracena, Cortegana, Zalamea la Real, Nerva,
Riotinto.
El
terror y la barbarie desatada por las tropas rebeldes en las
poblaciones ocupadas producen un éxodo imparable de refugiados que
huyen despavoridos desde la cuenca minera de Huelva y desde Badajoz,
Mérida y las poblaciones tomadas en la línea de la carretera
Sevilla-Mérida, hacia la zona del suroeste de la provincia. En los
primeros días de septiembre varios miles de refugiados, se agolpan
en la zona de Jerez de los Caballeros y Fregenal de la Sierra.
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Página de "La Guerra Civil Española" Adaptación a cómic de la obra de Paul Preston por José Pablo García |
En
Valencia del Ventoso se congrega un gran número de estos refugiados
de tal forma que el Comité de Defensa con la colaboración de los
vecinos se ve obligado a organiza comedores sociales para alimentar a
este desbordado cauce de personas, hombres, mujeres, ancianos y
niños, que van llegando a la localidad.
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El dirigente campesino y diputado socialista José Sosa Hormigo. Foto: Fundación Pablo Iglesias
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Junto
a esta gran masa de refugiados llegan también a Valencia del Ventoso
un nutrido grupo de significados dirigentes republicanos, socialistas
y sindicalistas, entre quienes se encuentra el dirigente campesino y
diputado socialista por Badajoz José Sosa Hormigo, el secretario del
ayuntamiento de Almendralejo José Francisco Gómez, el valenciano y
alcalde socialista de Zafra José González Barrero y el alcalde de
Fuente de Cantos Modesto José Lorenzana Macarro, quienes junto con
el alcalde de la localidad Ricardo Gala Peinado, deciden convocar a
los representantes de los Comités de los municipios de la comarca a
una reunión en Valencia del Ventoso con el fin de buscar una salida
a la cada vez más grave situación de estos refugiados ante la
inminente llegada de las tropas rebeldes a la zona.
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Modesto José Lorenzana Macarro, alcalde socialista de Fuente de Cantos
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En
esta reunión se decide emprender una marcha organizada hacia las
líneas republicanas. También se determina la ruta a seguir: el
objetivo era llegar a la zona republicana de Azuaga cruzando la
carretera Sevilla- Mérida por un punto entre Monesterio y Fuente de
Cantos. El plan era moverse siempre por caminos secundarios con el
fin de pasar lo más inadvertido posible en los casi cien kilómetros
de distancia que tendrían que atravesar hasta llegar a la zona
republicana de Azuaga. A nadie se le escapaba el gran riesgo que
suponía la operación ya que todo el territorio a recorrer estaba
en poder de las tropas sublevadas.
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José González Barrero, alcalde socialista de Zafra
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La
mañana del 16 de septiembre un grupo de tropas rebeldes al mando del
capitán Navarrete toman Valencia del Ventoso. Unos días antes, el
11 de septiembre, cerca del Ardila, había sido brutalmente asesinado
un guardia civil. En los siguientes días, finales de septiembre y
primeros de octubre, más de cuarenta valencianos, mujeres y hombres,
simpatizantes de la República, son vilmente asesinados ametrallados
junto a la tapia del Cementerio.
Sobre
mediados de septiembre los diferentes grupos de refugiados van
concentrándose en la inmediaciones de la estación de ferrocarril de
Fregenal de la Sierra. La tarde del 16 de septiembre sale desde la
estación de tren de Fregenal una gran masa humana compuesta por
unas seis mil personas a las que se le unen poco después unas dos
mil personas más procedentes de Bodonal de la Sierra y el norte de
Huelva. Esta ingente columna formada por unas ocho mil personas, la
llamada columna de los ocho mil, pasa por la inmediaciones de
Segura de León hasta alcanzar la carretera de Sevilla a Mérida unos
pocos kilómetros al sur de Fuente de Cantos.
La
columna de refugiados cruza de noche la carretera para evitar
encontrase con las patrullas rebeldes. Para hacer frente a estos
posibles encuentros la vanguardia de la columna estaba compuesta por
quince o veinte milicianos armados de fusiles a quienes le seguían
varios hombres armados con escopetas de caza y algunas bombas de mano
de fabricación casera. Este era el escaso armamento que disponían
para proteger del enemigo a la interminable columna.
La
enorme nube de polvo que levanta la columna de refugiados sobre el
reseco paisaje de mediados de septiembre facilita a la aviación
rebelde su localización. En el cuartel del general Queipo de Llano
en Sevilla manejaban información precisa sobre los movimientos, la
composición civil y el escaso armamento de que disponía la columna
de refugiados. A pesar de ello, el ejército rebelde se prepara para
el ataque a la columna como si fueran a enfrentarse a todo un
ejército bien pertrechado.
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La columna de los ocho mil - Foto: Imágenes contra el olvido
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El
desigual enfrentamiento tiene lugar el 18 de septiembre. Tras dos
largos días y noches de marcha la columna de refugiados se mueve
por el sur de Llerena disponiéndose a cruzar entre Reina y Fuente
del Arco con la intención de seguir recto en dirección a Azuaga.
Una
unidad del ejército rebelde compuesta por más de 500 efectivos bien
armados, bajo el mando del comandante Gómez Cobián planificó la
emboscada. Se apostaron en un pequeño monte entre Reina y Fuente del
Arco conocido como el Cerro de la Alcornocosa, instalando las
ametralladoras camufladas entre los árboles al acecho del paso de la
columna de refugiados.
Cuando
tuvieron a tiro la columna, los rebeldes abrieron fuego, ametrallando
a los indefensos refugiados. Muchos murieron por las descargas de
ametralladora y fusilería. A más de dos mil se los llevaron presos
a Llerena. Algunos cientos consiguieron seguir adelante en medio de
la atrocidad y llegar a la zona republicana. Otros pasaron semanas
vagando por los campos. Muchos de ellos fueron abatidos por las
patrullas que se organizaron para capturar a los huidos. Otros se
arriesgaron a regresar a sus pueblos donde les esperaba un trágico
desenlace. Algunas familias se separaron durante la emboscada y no
volvieron a verse nunca.
Los
más de dos mil prisioneros capturados fueron concentrados en
Llerena. Muchos de ellos fueron asesinados en el Cementerio de
Llerena donde al amanecer y durante un mes entero se sucedieron las
ejecuciones. A veces les obligaban a cavar sus propias tumbas antes
de ametrallarlos. Algunos prisioneros fueron reclamados por las
nuevas autoridades locales nombradas por los golpistas en sus pueblos
de origen para ser fusilados allí. Muchos prisioneros andaluces
fueron trasladados a Sevilla y encarcelados en el barco-prisión
“Cabo Carvoeiro” atracado en el puerto sevillano, donde
muy pocos sobrevivieron.
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El barco-prisión "Cabo Carvoeiro"
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Los
dirigentes republicanos que organizaron la asamblea de Valencia del
Ventoso corrieron distinta suerte. Del dirigente campesino y diputado
socialista José Sosa Hormigo sabemos que alcanzó la zona
republicana en Castuera, donde será elegido secretario general de la
Federación Provincial Socialista de Badajoz instalada en esa
localidad, capital de la Extremadura republicana; al final de la
guerra cruza los Pirineos, en julio de 1939 zarpa del puerto de
Burdeos en el buque Mexique camino del exilio en México donde
permanecerá hasta su fallecimiento en septiembre de 1977. El alcalde
de Fuente de Cantos, Modesto José Lorenzana Macarro, después de
vagar unos días por los campos tras la desbandada, fue hecho
prisionero por una patrulla de falangistas y trasladado a su pueblo
donde fue atrozmente torturado, apaleado y finalmente fusilado
delante de la iglesia, su maltrecho cadáver fue indignamente
abandonado en la plaza del pueblo durante toda la noche.
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Placa reconocimiento a José González Barrero en la casa que habitó en su pueblo.
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El
valenciano y alcalde socialista de Zafra, José González Barrero,
tras cruzar las líneas republicanas, llega a Madrid el 21 de
septiembre de 1936. Un par de semanas después, el 8 de octubre, se
encuentra en Alicante comisionado por las autoridades republicanas
con el objetivo de localizar a los compañeros de la columna de
refugiados evadidos del sur de Badajoz que se hubieran internado en
esta zona republicana del Levante. Suponemos que el objetivo no era
otro que reagruparlos y trasladarlos a la zona republicana de
Extremadura, ya que poco tiempo después vemos a José González en
Castuera ejerciendo cargos de responsabilidad en estos territorios de
la Extremadura republicana. Finalizada la guerra José González,
creyendo ingenuamente la propaganda de los franquistas de que
aquellos que no tuvieran las manos manchadas de sangre no sufrirían
represalias, emprende regreso a Zafra siendo detenido en Castuera
donde es fusilado la noche del 26 o el 29 de abril de 1939.
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Anuncio en la portada del diario "El Día" de Alicante el 08/10/1936
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La
tragedia, muchos años olvidada, de la triste historia de la columna
de los ochos mil es uno más de los crueles episodios de nuestra
Guerra Civil, un ejemplo de la violencia gratuita que ejercieron los
sublevados desde el inicio de la contienda, violencia que se prolongó
durante muchos años más una vez acabada la guerra.
Algunos
opinan que estos terribles episodios de nuestra historia reciente es
mejor olvidarlos, pero es imposible olvidar lo que no se conoce.
Esperamos que el conocimiento de atrocidades como esta puedan servir
de algún modo para que valoremos como un bien preciado y vulnerable
la convivencia pacífica y democrática que venimos disfrutando
durante los últimos cuarenta años.
©
Lorenzo Suárez, octubre
de
2021
Bibliografía
consultada
Espinosa
Maestre, Francisco. La Columna de la muerte. El avance del
ejercito franquista de Sevilla a Badajoz. Ed. Crítica.
Barcelona, 2003.
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En Revista de las Fiestas de Reina (Badajoz), agosto de 2001.
García
Gil, José Pablo. Adaptación a cómic (guión e ilustraciones)
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Hernández
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olvidada. En Revista Trasversales número 8, otoño 2007,
http://www.trasversales.net/t088000.htm
Ibarra
Barroso, Cayetano. La
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República y Guerra 1931-1939. Diputación Provincial.
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Lama
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José González Barrero, alcalde de Zafra en la II República.
Diputación Provincial, Badajoz, 2000.
La
amargura de la memoria: República y Guerra en Zafra (1931-1936).
Diputación Provincial. Badajoz, 2004.
Lima
Díaz, Manuel. Del dolor y
la memoria. Nombres y testimonios de la Guerra Civil en Burguillos
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2016.
Preston,
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y después. Ed. Debate. Barcelona, 2011
Vila
Izquierdo, Justo. Extremadura: La Guerra Civil.
Universitas Editorial. Badajoz, 1983
Para
saber más:
Documental La columna de
los ocho mil, dirigido
por Ángel Hernández García, Antonio Navarro Millán, Fernando
Ramos Mena y Francisco Freire Magariños. Productora: Asociación
Cultural Mórrimer.
Llerena, 2005.