viernes, 24 de diciembre de 2010

Las “Candelas de Nochebuena” en Valencia del Ventoso”

Acumulad la leña reseca,
alzad, alzad en vuestros valles las hogueras
y que toda la noche, y que todas las noches
de este año que muere
las abrase una enorme lengua roja.
Dichosos sois, ya que le dais la espalda
a la nueva barbarie y apuráis
el año en armonía con la tierra.

Antonio Colinas

Como en otros muchos pueblos de Extremadura, en Valencia del Ventoso aún perdura la ancestral costumbre de encender las tradicionales candelas la noche de Nochebuena. La razón que siempre le hemos oído a nuestros mayores sobre el motivo de esta costumbre es que se encienden para calentar al Niño recién nacido. Sin embargo, creo que las razones que indujeron a nuestros antepasados a encender estas hogueras fueron otras distintas.
Sánchez Dragó, en su “Historia Mágica de España”, dice que hubo aquí navidades mucho antes de que la Navidad de Cristo las bautizara. Es lógico pensar que la primitiva religiosidad de nuestros más remotos antepasados girara en torno al reloj de la naturaleza, y que en estas últimas semanas de diciembre, cuando disminuye y parece que va a desaparecer la luz y el calor del sol, el miedo a que no vuelva la esperada primavera haría que, en torno a la noche más larga del año, se rindiera culto a esa naturaleza para que su luz no se apagara para siempre.
Según varios autores, en la antigüedad precristiana ya se encendían hogueras en las fiestas del solsticio de invierno, las Saturnales. Fiestas que duraban siete días, del 17 al 23 de diciembre y estaban dedicadas al dios Saturno. En un principio Saturno era el dios de la agricultura, el dios de las sementeras.
Parece ser que uno de los principales motivos que tuvieron los primeros cristianos para celebrar el nacimiento de Cristo en el solsticio de invierno fue precisamente el de borrar las fiestas paganas que tenían lugar en aquellas fechas. Blanco White en su carta fechada en 1806 en Sevilla decía: “… muchas de nuestras antiguas fiestas eclesiásticas fueron trazadas como sustitutivas de ritos paganos, que los sacerdotes cristianos no pudieron desarraigar de otra manera”.
Estas candelas son la versión más española de los árboles de navidad del norte de Europa. Ellos adornan con luces sus árboles, nosotros encendemos con fuego nuestros trozos de árboles. Dos versiones que posiblemente tengan un origen común en el primitivo culto a un mismo dios de la naturaleza.
Las candelas de nochebuena son, sin lugar a duda, y dentro de las fiestas de nuestro pueblo, la que más profundas raíces introduce en el tiempo. Es un verdadero milagro que esta hermosa costumbre haya llegado viva á nuestros días.

(En las fotos, varias candelas preparadas hoy para ser encendidas cuado caiga la noche)



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