miércoles, 5 de noviembre de 2025

La leyenda de los últimos templarios Frey Juan Bechao comendador de la Casa del Ventoso (*)

Entre los grandes temas de la historia medieval que más interés y apasionamiento ha suscitado a través de los siglos, ocupa un lugar destacado todo lo relativo a los templarios, de tal forma que desaparecidos hace ya más de setecientos años, al día de hoy siguen publicándose nuevos libros de historia y de ficción centrados en la vida y obra de una orden religiosa y militar que no alcanzó ni siquiera los doscientos años de existencia.

Fresco del siglo XII de la Capilla de los Templarios de la Iglesia románica de Cressac (Francia)

La historia de la encomienda templaria del Ventoso sigue envuelta, como casi todo lo relacionado con estos legendarios caballeros, en un halo de magia y misterio, y en la actualidad son escasas las noticias ciertas que tenemos sobre los pocos más de ochenta años de dominio templario de este territorio.

A principios de 1230 los templarios leoneses a las órdenes del maestre provincial Frey Esteban Belmonte ocupan y conquistan la zona suroeste de Badajoz: Jerez, Burguillos, Alconchel, Fregenal y Ventoso, ya que a la muerte del rey de León, Alfonso IX, el día 24 de septiembre de 1230, estos territorios ya habían sido donados a la orden del Temple.

Sin embargo, dos años después de esta donación y ocupación por los templarios, en 1232 Jerez de los caballeros caerá de nuevo en manos de los almohades. Pocos años después, a mediados del siglo XIII será desde el castillo del Ventoso desde donde partieron los caballeros templarios a reconquistar de nuevo Jerez. 

 

Nos cuenta Juan Mateo Reyes Ortiz de Tovar que el nombre de Ventoso, viene porque fue fundada en una venta que aquí tenían los moros y sigue: Valencia del Ventoso está puesta en un llano alcanzando a una pequeña cuesta en donde estuvo la antigua venta”. Suponemos por esta descripción que esa venta o “ventorro” de “los moros” estaría en el lugar donde hoy se ubica la iglesia parroquial y el llano trasero de la Piedad y que la población se fue poco a poco asentando en lo que hoy son las calles más antiguas de la localidad: calles de la Iglesia, San Juan, Plaza, Altozano, Estrella...

La Casa del Ventoso desempeñó un papel importante bajo el dominio templario y fue una de las posesiones más antiguas de la Orden en la Baja Extremadura. Cuarenta años después este “Ventorro” esta humilde venta de los moros se convierte en Villa y en cabeza de una de las más importantes encomiendas templarias del sur de Extremadura, después de la de Jerez de los Caballeros.  

Uno de los muchos enigmas que a día de hoy sigue estando sin descifrar, sobre esta encomienda templaria del Ventoso, es la ubicación de su fortaleza o castillo. En las IV Jornadas de Patrimonio Cultural de la Mancomunidad Río Bodión que se celebraron los días 12 y 14 de abril de 2024 en Alconera y Burguillos del Cerro participamos con una ponencia titulada: “Una nueva hipótesis sobre la ubicación de la casa o fortaleza templaria del Ventoso”. Tenemos noticias de que el libro con las comunicaciones presentadas está ya en imprenta y a punto de publicarse. En dicha comunicación proponemos y argumentamos una nueva hipótesis sobre la posible ubicación de la fortaleza o castillo templario del Ventoso, que no es otra que en el espacio que hoy ocupa la iglesia parroquial y el llano trasero de la Piedad y que la actual torre almenada de la iglesia no sería otra que la torre del homenaje de la fortaleza templaria convertida posteriormente en torre campanario de la actual iglesia. 

Torre almenada de la Iglesia Parroquial
Creemos que primero, en 1230, fue la ocupación de la venta musulmana” o ventorro” por los templarios y la edificación y consolidación de la torre de vigilancia y cerca defensiva, posteriormente se van asentando los pobladores diseminados por el territorio y los colonos cristianos formando el primer entramado urbano al abrigo y protección de la torre y fortaleza o cerca templaria. 

Vista de la iglesia parroquial y la torre con el Valle del Ardila al fondo

El primer y único comendador o baylío templario de Valencia del Ventoso del que tenemos noticias ciertas es Frey Juan Bechao, que figura como comendador del Ventoso entre los firmantes de un privilegio otorgado por el maestre Frey Rodrigo Yáñez a la villa de Cehegún y fechado en Zamora en 1307. Suscriben el fuero que otorga el maestre once comendadores, entre ellos Frey Juan Bechao, que se cita en el privilegio como comendador de Jerez y Ventoso.

Realmente de los poco más de ochenta años en que Valencia del Ventoso perteneció a la Orden del Temple, poco menos de la mitad, los cuarenta años finales, fue cabecera de la encomienda templaria del Ventoso, desde el año 1272 en que nace como villa y encomienda hasta la disolución de la orden, por lo que es posible que en ese relativamente corto periodo de tiempo sólo ejerciera un comendador o baylío, de ahí que solamente nos haya llagado el nombre de Frey Juan Bechao, que, además de ser el primero y único comendador o baylío de la encomienda templaria del Ventoso de que tenemos, hasta ahora, noticias ciertas, será el último comendador de las encomiendas del Ventoso y Jerez, y uno de los principales protagonistas de la leyenda de los últimos templarios, de la que más adelante hablaremos.

No habían pasado ni cinco meses de este capítulo de Zamora en el que vemos a Fray Juan Bechao, cuando se desencadenó la persecución final contra los templarios. En la primavera del año siguiente, 1308, Fernando IV reclama para la corona los castillos del temple. En esta fechas el número de castillos en manos del Temple en los reinos de Castilla y de León, y que reclama Fernando IV, alcanzaban el número de veinte fortalezas, entre ellas la del Ventoso.

Dos años después y ante el ultimátun de Fernando IV, los arzobispos de Toledo y Compostela citan a todos los templarios de Castilla para que comparezcan personalmente ante la comisión eclesiástica que se convoca en Medina del Campo para el día 27 de abril de 1310. En los despachos de citación de los arzobispos se menciona a los templarios que moraban en la baylía o encomienda del Ventoso. No sabemos si en esta comisión se llegaría a algún acuerdo y tampoco se sabe nada de la aceptación y concurrencia a la cita por parte de los templarios. Como quiera que sea, los templarios de Jerez, Ventoso y otras encomienda de España, se hacen fuerte en sus castillos desobedeciendo la orden de Fernando IV.

Posiblemente las huestes de Castilla que asedian y arrasan el castillo o cerca templaria del Ventoso estuvieran capitaneadas por el caballero de la corte castellana Gonzalo Gómez Candelas, persona, entonces, de confianza de la reina madre María de Molina. Este caballero había intrigado junto con Juan Nuñez de Lara, el poderoso y levantisco señor de la Casa de Lara, en contra de Fernando IV y a favor de las pretensiones al trono castellano de don Alfonso de la Cerda, pero la prudente, la hábil y diplomática María de Molina supo atraerlo a su lado y a la defensa de de los derechos al trono de su hijo, Fernando IV, apartándolo de la mala influencia de los Nuñez de Lara. Será en pago a este cambio de bando de Gómez Caldelas que Fernando IV le autoriza a la toma del castillo templario del Ventoso y posteriormente, el 24 de mayo de 1312, unos meses antes de morir, Fernando IV hará donación de la encomienda templaria del Ventoso a dicho caballero.

Desde los primeros tiempos de la Orden de Temple, a principios del siglo XI, hasta nuestros días, las leyendas han perseguido a los templarios y los han envuelto con un mítico halo de intriga y misterio. Fabulosos tesoros, reliquias sagradas, heroicos caballeros, apariciones misteriosas,…, estos son los míticos argumentos que conforman las innumerables leyendas templarias que se desparraman por todas la comarcas en que dejaron su huella los caballeros del temple. Estas increíbles leyendas, la mayoría transmitidas oralmente, forman parte de de nuestra tradición o saber popular, de nuestro patrimonio.

Encontramos leyendas templarias por toda España: en Galicia, en Castilla, en León, en Cataluña, …, y en Extremadura tenemos, entre otras, “La Leyenda del Santo Rosal”, de la encomienda templaria de Alconétar (Cáceres); pero la leyenda templaria más conocida de Extremadura es, sin duda, la llamada “Leyenda de los tristes Silbidos”, también conocida por la “Leyenda de la torre sangrienta” o “Leyenda de los últimos templarios” en Jerez de los Caballeros.

Cuenta esta leyenda que cuando tuvo lugar la disolución de la Orden, en 1312, los templarios de la baylía de Jerez, los templarios de las dos encomiendas del Ventoso y de Jerez, a las órdenes del comendador o baylío de las dos encomiendas, que como ya hemos visto era Frey Juan Bechao, decidieron concentrarse y no entregarse haciéndose fuertes en la fortaleza de Jerez.

Según cuenta la tradición, los templarios sufrieron un largo asedio por parte de las huestes del rey Fernando IV, lo que obligó a los caballeros a replegarse, poco a poco, en el castillo de Jerez. Al final se concentraron en una de las torres de la fortaleza, la torre sangrienta, donde cayeron prisioneros y fueron degollados sin piedad por las tropas reales.

Se dice que estos caballeros de la baylía de Jerez-Ventoso degollados en la torre sangrienta fueron los últimos templarios, y que antes de morir, todos juntos hicieron un solemne juramento. Cada uno de ellos juró en nombre de Dios y del Templo de Salomón que volvería de su tumba para galopar en su caballo hacia los Santos Lugares, proteger de nuevo sus caminos y defender a los peregrinos.

 

Torre sangrienta. Jerez de los Caballeros 

Y cuentan en Jerez que, en las oscuras noches sin luna, cuando el cielo está negro y oscuro como la boca de un lobo, al sonar las doce campanadas, los últimos caballeros templarios regresan de sus tumbas, regresan de la muerte, blandiendo sus espadas, preparados para acudir a Tierra Santa, para proteger a los peregrinos y así cumplir sus juramentos.

Nunca nadie ha visto a los caballeros que dieron honor y gloria a estas tierras. Nunca nadie ha visto brillar sus armas ni sus armaduras, nadie ha visto sus pendones ni sus túnicas blancas, ni sus cruces rojas, nunca nadie vio nada; nunca. 

Patio de armas y almenas. Jerez de los Caballeros 

Pero dicen que muchas noches sin luna, cuando el cielo más negro está, cuando resuenan las doce campanadas, todo entra en silencio; todo se detiene y, entonces, se les oye silbar. Silban, silban sin descanso, llamando a sus cabalgaduras, silban.

Y en aquel misterioso castillo que fue del Temple, que vigila el valle del Ardila desde lo más alto, retumban los silbidos en un eco ensordecedor que resuena en el aire hasta el amanecer; hasta que aparece el primer rayo de sol; hasta que de nuevo el cielo recupera el color de la vida y el negro de la muerte desaparece del horizonte; cuando los espíritus de los caballeros se retiran a su triste lugar de descanso, cuando se retiran de nuevo a la Torre Sangrienta, porque los caballos no han acudido a su llamada. Desconsolados y entristecidos caballeros, incapaces de cumplir sus juramentos.

Y, al final, llega el silencio, en el mismo momento en el que alumbran las primeras luces del alba.”


Lorenzo Suárez


(*) Breve resumen de la charla que, con el mismo título, se pronunció el 25 de julio de 2025 en la sala de conferencias del Castillo Palacio de Valencia del Ventoso con motivo de la presentación de la Asociación Histórica local.

Bibliografía consultada: Reyes Ortiz de Tovar, Juan Mateo: “Partidos triunfantes de la Beturia Túrdula” – Martínez Díez, Gonzalo: “Los Templarios en los reinos de España” – Soler Seguí, Santiago: “Leyendas templarias”.




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